Plaza de Sarrià

Los orígenes de la plaza de Sarrià se remontan a la época romana y es de este punto que ya hablan algunos documentos del año 986 cuando, en referencia al término municipal de Sirriano, ubican aquí a el pequeño núcleo de población que con el paso de los años acabaría siendo Sarrià.

El primer edificio de referencia que tuvo la plaza fue una iglesia documentada en el siglo V y dedicada a San Vciente que otorga a la actual parroquia el honor de ser considerada parroquia milenaria, tal como recoge una losa conmemorativa del año 1987, conservada en el interior del edificio.

El templo actual de estilo neoclásico fue proyectado por el arquitecto Josep Mas en 1781, destacando de su diseño exterior, un majestuoso campanario octogonal, y el dintel de la puerta central con el escudo de Sarrià con la concha y una hornacina que aloja la imagen del santo patrón. En el interior encontramos un fondo artístico de gran valor, acumulado a lo largo de los siglos, con piezas tan destacadas como el altar barroco obra de Agustí Pujol, pinturas de Adrià Gual o el retablo del antiguo convento de Santa Clara del siglo XVII.

Numerosos historiadores han destacado como en esta plaza se reunieron durante muchos siglos los grandes poderes del municipio, el eclesiástico por un lado, el político por otro, con el ayuntamiento ubicado en este emplazamiento hasta el año 1870 y, también, el económico, de mano de la burguesía barcelonesa que ocupaba majestuosoas viviendas de estilo novecentista rodeando la plaza. La Casa Llansà con la Pastelería Foix en uno de sus bajos y Can Margenat, en la confluencia de la calle Major de Sarrià con la plaza son dos de estos edificios que todavía hoy siguen en pie.

Durante siglos, la Plaza de Sarrià fue el centro neurálgico del municipio independiente y como tal acogía el mercado descubierto, fiestas y celebraciones y servía, también, como punto de encuentro de vecinos y viajeros que iban de Barcelona al “Llobregat” (Pedralbes, Santa Creu d'Olorde, Molins de ReI,…) y paraban en este punto del camino para descansar y dar de comer y beber a sus caballos.

Esta centralidad y protagonismo también convertía la plaza de Sarrà en centro neurálgico de actos reivindicativos y protestas, y es así que algunos de los acontecimientos más violentos vividos en Sarrià en este último siglo y medio han pasado aquí, como los enfrentamientos entre republicanos y soldados del ejército en apoyo a Alfonso XII, al acabar la primera república en 1874, que se saldó con un centenar de muertos o el incendio de la Parroquia de Sarrià durante la Guerra Civil que acabó con numerosas piezas de arte, entre ellas el retablo barroco de Nicolau Travé.

Por suerte, estos episodios han quedado atrás y la plaza de Sarrià continúa siendo hoy en día uno de los puntos principales de encuentro de los vecinos del barrio, donde se organizan actos populares y culturales y dónde está proyectada la futura biblioteca de Sarrià, que ha visto retrasada su construcción por el hallazgo de restos arqueológicos de los siglos XVIII y XIX, en los terrenos que tiene que ocupar. Los restos corresponden a un entramado urbano de viviendas con pozos, cisternas y alcantarillado de hace más de trescientos años, una prueba más del pasado y referencia de esta plaza en Sarrià.